sábado, 17 de abril de 2010

El Rococó… el arte de la vista gorda


Después del apogeo del Barroco en la que los artistas ganaron reconocimiento en las cortes o en las familias aristocráticas, en el siglo XVIII se fue adecuando un ámbito en el cual, la aristocracia al gozar de poder y lujo, empezó a adecuar su vida al adorno de los placeres y los momentos agradable. Básicamente la aristocracia francesa, como por ejemplo, decidió contratar artistas para que pinten obras que reflejen su vida; sus goces, sus actividades, sus costumbres, y en general que hagan que cada aspecto de su vida este detallado por una llamativa belleza.                 En este siglo es pues el nacimiento del Rococó, el arte de la aristocracia. 

Como fue dicho en el principio, la aristocracia gozaba de tantos beneficios que se “encerró” en su propio mundo de felicidad en la cual su única preocupación era el de cómo pasa el día de una manera extraordinaria. Notándose claramente le falta de preocupación o de interés que tenían hacia el pueblo. Se apreciaba un claro desprecio y despreocupación por el pueblo, quien en esa época sufría de hambre y enfermedades.                                                                                                   Por este motivo podríamos considerar al Rococó como un arte frívolo. Pintando cuadros de situaciones felices y fantásticas; mientras el pueblo muere de hambre.        Pero si bien el Rococó fue un arte el podríamos criticarlo y darle una valoración negativa por su frivolidad. No podemos dejar de admirarlo por su manera de relacionar cuadros y construcciones con la naturaleza. Cuando apreciamos un cuadro del Rococó, vemos básicamente el uso de colores pastel, cuadros muy iluminados, un detalle fino hacia la naturaleza y sobretodo un  ambiente pícaro, sensual, atrevido. Eso con respecto a la pintura. Pero con respecto a su arquitectura la era del Rococó se puede definir de una manera:” Majestuoso”. Los palacios construidos en esa época mostraban majestuosidad, no solo por su tamaño y sus decorados exteriores, sino por un decorado interior magnifico apoyado de adornos y paredes pintadas con hermosas escenas. Acá yace otra característica importante del Rococó, los arquitectos y artistas lograron crear un interior que se adaptase a su exterior (grandes jardines llenos de vegetación). Claro ejemplo de esta tendencia es la Sala de Matteo Gasparini en el Palacio Real de Madrid. Ver el decorado tanto en las paredes como el techo, muestra la calidad del trabajo en busca de mezclarse con el exterior. Estilo único que perteneció al Rococó mostro al mundo la capacidad del hombre por mostrar belleza, opulencia y sobretodo; elegancia.

Desafortunadamente, demasiado lujo para unos pocos (aristocracia) hizo crece en el pueblo una ira que apoyada de nuevos pensamientos  de la época como La Ilustración terminara por dar inicio a la revolución Francesa en la que el pueblo harto de tanta indiferencia por parte de la aristocracia, decide atacarla y sacarla de su posición y “mundo” perfecto y le muestran la verdadera cara del pueblo.

Después de la Revolución Francesa muchos artistas de esa época fueron perseguidos por haber trabajo con y para la aristocracia, dejando que este estilo se pierda con el tiempo. Lo cual es triste pues como vimos fue un arte bellísimo, pero para unos pocos.

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